Tenía un poco de miedo de leer este libro por todas las veces que diferentes personas me lo han recomendado. Y tras terminarlo, he de reconocer que la historia leída es más exquisita que el corazón de una sandía, más fresca que una mandarina arrancada de la rama, y más bella que una rosa recién abierta.
La historia es sublime, cierto es que hay algunos capítulos un poco más densos de leer, que a veces, hay frases tan filosóficas que te obliga a detenerte para a analizar lo leído y pensar qué tan cierto es. Han pasado más de cien años, y el principal tema de esta historia sigue dando guerra, no hay nada más que ver la prostitución de la belleza y el culto al cuerpo que se le da en redes sociales, en especial en Instagram y TikTok.
El personaje principal ,a pesar de su carisma, no tiene nada que hacer cuando aparece en escena Lord Henry, a mi juicio, el verdadero protagonista de esta historia, o mejor dicho, antagonista.
He disfrutado mucho con su lectura, algunas frases están dotadas de una belleza tan singular y noble que no me queda otra que quitarme el sombrero y aplaudir como si estuviera en una sala de cine viendo los créditos finales de un metraje excelente.
Y el final, woowww. A eso se le llama un final redondo.